Cajas de Cartón
Una foto en Venezuela que bien podría haber sido tomada en el Perú.
"¿De qué nos ha servido tener 15 años de democracia ininterrumpida y crecimiento económico si sectores de nuestra población siguen teniendo servicios públicos equivalentes a los de una dictadura que está a punto de colapsar?"
Muchos se han indignado por una foto que ha circulado por varios medios del país: recién nacidos durmiendo en cajas de cartón en un hospital de Venezuela. Y sí, esa foto impresiona y preocupa. La situación en Venezuela es lamentable: no hay medicamentos básicos, hay niños gravemente enfermos sin poder ser tratados, médicos haciendo lo que pueden con casi nada o simplemente yéndose a otro lado. En pocas palabras, el sistema de salud en Venezuela ha colapsado.
Pero apenas vi la foto saltó una pregunta a mi cabeza: ¿Sabrá el que escribió la nota cuántos hospitales en el Perú están en una situación similar? ¿Sabrán los que la leen cuántos peruanos tampoco recibirán la atención que necesitan? Y serán conscientes de que esto sucede en un país que ha crecido económicamente por años, sin chavismo ni revolución.
Algunos podrán creer que cosas así no existen o que probablemente son excepcionales en nuestro país. O tal vez simplemente nunca han pensado en ello, en cómo son los hospitales públicos en el Perú. Y no cabe duda de que no estamos tan críticamente mal como Venezuela (y que muchas cosas han mejorado). Pero si piensan que nuestro sistema de salud está en muchísima mejor forma les aseguro que están equivocados.
No he visto a bebés en cajas de cartón. Lo que sí he visto es cómo personas terminan muriéndose esperando semanas un tratamiento que en Estados Unidos esta disponible en menos de 90 minutos. He visto también que una mujer de 28 años, que acaba de dar a luz a su hijo, tiene una expectativa de vida de solo 5 años más porque no recibió el tratamiento que necesitaba de niña. Y eso probablemente sucedió porque el hospital más cercano quedaba a 8 horas de su casa. También pude ver cómo un padre iba a visitar todos los días a su hijo enfermo. Ambos esperando los materiales para una neurocirugía, y estoy seguro de que el padre hubiera vendido hasta lo que no tenía para conseguirlos (el problema era justamente ese, que no tenía). Y el hijo falleció esperando.
Yo ni siquiera he terminado la carrera, recién se van a cumplir 7 años, 2 de ellos trabajando todos los días en hospitales públicos. Mi experiencia es pequeñísima y ya me he cruzado con decenas de casos similares. Todos con el común denominador: no hay.
Y no me refiero a que no hay tecnología de punta o métodos diagnósticos de última generación. Como en Venezuela, en muchos hospitales de Lima no hay materiales ni medicinas básicas: hemogramas, catéteres, analgésicos. Hay días en que los Rayos X (una tecnología que fue inventada hace 120 años) simplemente no funcionan. Y esto ocurre en Lima. La capital de un país donde la descentralización casi no existe. Donde los medios de comunicación siguen llamando el interior a todo lo que no quede en la costa, como si se tratara de territorios misteriosos. Bueno pues, en el interior hay aún más gente que se esta muriendo antes de tiempo.
Sin las herramientas necesarias, la atención de salud puede volverse algo así como tratar de pintar sin brocha y con los ojos vendados. Lo que sucede en Venezuela también pasa en el Perú. ¿De qué nos ha servido tener 15 años de democracia ininterrumpida y crecimiento económico si sectores de nuestra población siguen teniendo servicios públicos equivalentes a los de una dictadura que está a punto de colapsar?
Espero que con el nuevo presupuesto, el discurso enfocado en salud de nuestro presidente, y la excelente profesional a cargo del Ministerio de Salud las cosas empiecen a mejorar. Espero que el Congreso también ayude. El Estado tiene una deuda enorme con la salud de los peruanos, hay demasiado por hacer. Y no solo en cuánto a la asignación de recursos. Recuerdo haber leído una entrevista del antiguo contralor donde indicaba que el sector con más funcionarios investigados era el de Salud. Eso es increíble. Cuántas personas habrán muerto esperando una resonancia mientras alguien se llenaba los bolsillos. ¿A cuántas personas habrá asesinado un corrupto director de hospital?
Indígnense por las fotos que llegan desde Venezuela, tienen todo el derecho. Maldigan a quienes se rehusan a decir que Maduro es un dictador, y asústense si piensan que alguien quiere implementar el chavismo en el país. Pero también pregúntense si en algunas cosas realmente estamos mucho mejor que ellos. Por ejemplo, pregúntense si acaso no le creerían a alguien si les dice que en algún lugar del país hay un niño que fallecerá simplemente por no estar en Lima. Que en Lima hay una señora que no sobrevivirá porque no hay. Y que en algún hospital del Perú hay bebés durmiendo dentro de cajas de cartón.